
Para ganarse la confianza de las partes conviene respetar los compromisos, mantener la palabra y no ceder al chantaje.
La confianza se logra implicando a la gente en la negociación y en la toma de decisiones, consultando previamente, aunque al final le toque al mediador tomar las conclusiones en solitario. Y guste o disguste, los protagonistas diplomáticos, militares y humanitarios deben ir de la mano, coordinados.
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