30 septiembre 2008

Cooperación y placer


Unos investigadores de la Universidad de Emory han utilizado la "resonancia magnética funcional" para ver qué áreas del cerebro se activan durante ciertas tareas mentales.
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Un grupo de voluntarios fue invitado a jugar a una versión informatizada del dilema del prisionero. Cuando los voluntarios decidían confesar (es decir, fastidiar a los demás), los patrones de activación cerebral eran los propios de la actividad del juego, la toma de decisiones, etc. Nada nuevo.
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En cambio, cuando un voluntario decidía cooperar, en su cerebro aparecían activadas cuatro zonas nuevas y muy conocidas: las implicadas en el mecanismo de recompensa, una especie de "trampa de placer" de la evolución para garantizar que nuestro comportamiento sea biológicamente sensato (comer con apetito, beber con sed, hacer el amor con ganas activan esos circuitos)
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El estudio demuestra que la cooperación social es intrínsecamente placentera para el cerebro humano, incluso cuando existen presiones racionales en sentido contrario.

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