15 noviembre 2008

Negociaciones rápidas


Una negociación rápida siempre es peligrosa. Una u otra parte involucrada puede alcanzar un mal acuerdo. En estas circunstancias, la persona que esté más y mejor preparada para una negociación rápida tiene más probabilidades de obtener la mejor parte.
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Un ejemplo de muchas negociaciones rápidas lo tenemos en las negociaciones telefónicas. Es evidente que éstas son necesarias pero existen problemas inherentes a ellas de los que los negociadores deben ser muy conscientes:
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- No vemos a la otra persona

- No sabemos si está solo

- No conocemos su entorno (posibles distracciones)

- Se incrementa la posibilidad de malos entendidos

Por eso, es conveniente tomar precauciones para protegerse de todos estos peligros.

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